Mateo 21:16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?
Durante el ministerio de Jesús en la tierra podemos encontrar varios ejemplos de alabanza y adoración pero quiero concentrarme en las palabras que dijo en esta oportunidad.
Jesús aquí habla de un “perfeccionamiento” de la Alabanza. Es decir que la alabanza podemos verla como algo que debe desarrollarse hasta alcanzar su grado más alto, su plenitud, su perfeccionamiento. Aquí se nos muestra en quienes perfecciona Dios la alabanza, y eso es vital entenderlo, porque no habrá alabanza perfecta si no existen vasos adecuados, en este caso, niños y aquellos que maman. Pero no quiero concentrarme en eso hoy, sino más bien en ver la evolución que debe tener la alabanza para llegar a ser perfecta.
Hay algunas cosas que me gustaría señalar:
- Jesús estaba en el templo
- Jesús llama al templo: SU CASA (Mi casa “Casa de Oración…”)
- Pero lo que se ponen a hacer en el templo después de que Jesús lo limpió fue alabar, no orar.
- Los que alaban son muchachos, no son niños, ni de pecho (eso me muestra que no está hablando literalmente sino figurativamente).
El templo estaba dividido en tres partes:
- Atrio
- Lugar Santo
- Lugar Santísimo
El Salmo 100 nos indica lo siguiente:
Sal 100:4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza;
Pero la biblia nos dice que hoy tenemos acceso hasta el lugar santísimo:
Heb 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo.
Si sólo aprendemos a alabar, seremos una iglesia de ATRIO. Nuestra alabanza no será perfecta. Por eso nuestra alabanza debe evolucionar, debe perfeccionarse, es decir: Debe transformarse en ADORACIÓN pero en el Lugar Santísimo, porque podemos ser adoradores del lugar santo nada más. Entonces aquí hay algo importante que debemos saber diferenciar: No es lo mismo alabar a Dios que adorar a Dios. La alabanza es exaltar a Dios por lo que Él hizo y por lo que Él hace. Adorar es exaltar a Dios por lo que Él es.
Pero no podemos llegar al Lugar Santísimo saltándonos el atrio y lugar santo. Así que para poder ofrecer una adoración a nivel del lugar santísimo primero que todo debemos entrar por las puertas CON ACCIÓN DE GRACIAS. Todo aquel que quiere adorar a Dios, tiene que acercarse primero con gratitud por lo que el Señor ha hecho en su vida.
Lo básico entonces para poder alabar al Señor es tener un corazón agradecido y posteriormente vendrá la alabanza, es decir el poder exaltar a Dios por lo que Él hace. Pero debemos avanzar a la adoración (hablaremos otro día de la alabanza). Veamos el siguiente verso:
Gén 22:5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
Abraham no subió ningún instrumento, la biblia no menciona que cantó, pero sí dice que adoró. Entonces el adorar es más que cantar, es más que tocar un instrumento, tiene que ver con una actitud. Él subió al monte a ofrecer a Dios lo que le pidió, lo que más amaba, a rendirlo delante de él y obedeció a Dios: Eso es adoración. Si yo canto pero no tengo ninguna de esas actitudes no estoy adorando.
Abraham subió sólo con tres cosas:
- Leña: Son ramas secas, muertas y que ya no se pueden adherir al árbol y simbolizan todas aquellas cosas que Dios quitó de nuestra vida y que ya están muertas. Representan nuestro testimonio, aquellas cosas que Dios arrancó de nosotros y jamás regresarán. Sin leña no podemos adorar. Necesitamos reconocer lo que éramos y lo que somos.
- Cuchillo: Tiene que ver con tomar decisiones. El cuchillo sirve para cortar cosas que Dios no va a cortar por mí. El problema es que todo queremos arreglar con oración.
- El fuego: Representa al Espíritu Santo. Nada de lo que haga sirve si antes no es purificado por el fuego del Espíritu.
Ofrezcamos siempre a Dios por medio de Jesucristo, sacrificio de alabanza (perfeccionada), es decir un fruto de labios que confiesan su Nombre.