Una de las formas en las que hoy en día se pretende llevar el evangelio a otras personas es ofreciéndoles una vida sin sufrimiento y sin dolor. Ya que vivimos en un mundo donde los problemas son el pan de cada día, muchos se ven tentados a ofrecer un evangelio que resuelve todos nuestros problemas. Y aunque Dios es un Dios bueno y que tiene pensamientos de bien para nosotros, eso no significa que una persona que ha entregado su vida a Cristo Jesús está exenta al sufrimiento.
Algunos ofrecen solución a los problemas diciéndole a la gente: “Pare de sufrir”. Pero el Señor Jesús estando en la tierra nos dijo:
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Es inevitable la aflicción en este mundo; pero el Señor nos alienta a confiar en Él, porque Él venció y es por Él que nosotros somos más que vencedores ante cualquier circunstancia que pueda presentarse en nuestra vida.
El Apóstol Santiago escribió:
Stgo 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.
Esto significa que podemos atravesar “una diversidad de pruebas” en nuestra vida, pero eso no debe desalentarnos, sino al contrario, debe producir gozo en nuestro corazón, pues las pruebas no son para destruirnos sino para formarnos.
A pesar de que hay pruebas que vienen como producto de una vida alejada de Dios como lo dice Juan 5:14; también existen pruebas que son para manifestar las obras de Dios en nuestra vida Juan 9:2-3 . Pero también existen pruebas que tienen como fin hacernos obedientes a Dios Heb 5:8.
Sea cual sea la prueba que estés atravesando hoy ¡Ánimo! Si eres hijo, Dios no permitirá que seas destruido, pues prometió que aunque pases por los ríos no te ahogarás, y aunque pases por el fuego no te quemarás Is 43:2. Su vara y su cayado, te infundirán aliento Sal 23:4.